A todos nos emociona la idea de tener una marca deslumbrante, cautivadora, que haga brillar nuestro producto o servicio y que sea una fiel representante de nuestro negocio. ¿A que sí? No siempre es fácil conseguirlo. Muchas veces, luego de diseñar tu marca ves el trabajo terminado y hay algo que falla. No te convence. ¿Por qué sucede esto? 

La única razón por la que la marca que diseñaste o te diseñaron no te convence o no te representa es porque seguramente iniciaste la casa por el tejado. Sí, tan sencillo como eso. No es que el diseñador no captó tu idea, o hizo algo que no te gustó, que no conectó contigo. La razón es que no había suficientes bases para diseñar esa marca y desarrollar el branding impactante que buscas. Ahora seguro que te estás preguntando: ¿y cuáles son esas bases? 

¡Sigue leyendo y lo descubrirás!

La clave para diseñar tu marca está en tu historia

Las historias mueven masas, inspiran, conectan. Los seres humanos buscamos eso constantemente, queremos sentirnos parte de algo: de la familia, del grupo de amigos, del equipo deportivo,… Por más que seamos físicamente diferentes compartimos miles de intereses con un sinfín de otros seres humanos. Queremos ser reconocidos individualmente, pero a la vez queremos ser parte de algo, por lo que, de forma consciente o inconsciente, estamos constantemente buscando  similitudes y tratando de integrarnos.

Las historias son fundamentales para crear esa conexión. Trabajar una identidad visual sin tener definida tu historia de marca es una gran error. Así que mi consejo es que comiences desde ya a investigar y a poner en papel tu propia historia y la de tu marca.

La importancia de definir tus valores

Antes siquiera de comenzar a ver portafolios de diseñadores online, y aunque ya tengas una visión más clara de tu historia de marca, es también esencial trabajar los cimientos de tu negocio y aclarar de una vez por todas qué es eso que te mueve, te inspira y te define.

Se puede empezar por muchos aspectos diferentes, pero personalmente me gusta comenzar por definir los valores, esas reglas que nos mueven y marcan nuestras elecciones. Establecer tus valores te ayuda a entender mejor tus elecciones, y a tu diseñador le ayudará a elegir mejor los elementos que integran a tu marca. 

¿Cómo hacerlo? Comienza buscando esas cosas que de verdad te importan. Por ejemplo: tienes una gran sensibilidad por el medio ambiente pero en particular por el tratamiento de los residuos. Es tan importante para ti que los fines de semana te vas a las playas a limpiarlas, organizas iniciativas relacionadas con el tema e intentas sensibilizar a tus amigos. Si este es un principio fundamental de tu marca, tu diseñador no elegirá un packaging de plástico. De hecho, es probable que mire alternativas ecosostenibles que estén en línea con tu producto y que se integren con tu marca.

¿Ves por dónde voy? Hay mil y una posibilidades, así que no le quites importancia a este factor. Es vital que antes de contratar a un diseñador sepas cuáles son los valores que te mueven y que te inspiran.  

Establecer objetivos inteligentes

Aclaremos: esto no significa que hasta ahora tuvieras objetivos no inteligentes. Pero a lo que me refiero es a la importancia de establecer objetivos S.M.A.R.T: específicos, medibles, alcanzables, relevantes, temporales.

¿Por qué es relevante esto para contratar a un diseñador? Porque de esta manera sabrás a qué cosas darles mayor importancia. Por ejemplo, en la planificación del diseño y la estrategia de tu web es fundamental saber si tienes algún lanzamiento cercano, si tendrás uno o más embudos de venta, etc. Esto se puede trasladar también a cualquier otro aspecto del diseño y creación de una marca.

Entender a tu audiencia

He dejado este punto para casi el final porque estoy segura de que lo has escuchado mil veces y visto hasta en la sopa: «tienes que establecer quién es tu cliente, define a tu buyer persona, crea el avatar de tu comprador, investiga a tus clientes y seguidores…». Podría seguir enumerando las mil y un variaciones sobre el tema, pero vengo aquí simplemente a recordarte que:

Tienes que estudiar y enamorarte de aquellos a quienes intentas ayudar para venderles tus servicios o productos. ¡Son tu gente! ¡Tu audiencia! 

Te toca a ti decidir si quieres hacerlo hoy o no. Pero que sepas que, tarde o temprano, toca porque en la base de todo proyecto están las relaciones. Si las personas a las que estamos intentando vender nuestros servicios o proyectos no ven el valor de nuestra oferta, no entienden lo que les mostramos o, simplemente, no es lo que están buscando, no vamos a vender nada. Debemos enamorarnos de nuestra gente incluso más de lo que amamos nuestro negocio y nuestro producto.

No voy a dejarte hoy ninguna plantilla para encontrar a tu público. Creo que en internet ya hay suficientes recursos para hacerlo. Pero sí te daré un consejo: tomate un café con tu cliente (real o imaginario) y descubre todo lo que puedas de él, tratándolo como a una cebolla a la que vas quitando capas una por una, hasta establecer la mayor cantidad de información sobre él:

• Lo externo: datos físicos, demográficos, económicos, sociales.
• Lo interno: emociones, miedos, objetivos.
• Lo filosófico: valores, principios,  creencias.

Si ya tienes clientes ¡pregúntales! Y recuerda que lo mismo vale para tus seguidores en redes sociales…

Conocer el valor de nuestro tiempo y de nuestro producto

Ahora tocaremos un tema peliagudo: ¿cómo puedes establecer el valor de tu producto o servicio si no sabes cuál es el valor de tu tiempo? Cuando decides ponerle un precio algo que vendes, no debes hacerlo a ojo. Debes considerar una serie de elementos clave que te permitirán fijar un precio justo.

Casi todos tenemos, en mayor o menor medida, creencias limitantes relacionadas con el dinero que nos impiden establecer precios justos y adecuados a nosotros, nuestro tiempo y nuestro producto. No se trata de poner precios al azar,  sino de establecer cuál es nuestro valor y, en base a eso, proceder a establecer el precio del producto o servicio que vendemos. 

Ahora te preguntarás: ¿de qué le sirve al diseñador saber el valor de mis servicios o productos cuando diseñe mi marca? La razón es que un diseñador recurre a los elementos gráficos para comunicar el valor de un producto a través del diseño de una marca. La elección de colores o tipografías de marca, así como el estilo de las fotografías deben siempre reflejar una coherencia y esa coherencia también implica comunicar el valor del producto en términos económicos. 

Si quieres vender productos premium debes establecerte en esa línea porque, lo creas o no, es algo que se percibe en el momento en el que se entra en contacto con la marca. ¿Acaso cuando vas al centro comercial y ves una tienda de Michael Kors te sientes igual que cuando ves la de Primark?

Eso es intencional.

Ahora, ¿habías pensado en esto a la hora de diseñar tu marca? Cuéntamelo en los comentarios.